Estrógeno: la hormona que protege tus riñones frente al daño renal agudo (AKI)
Cuando se habla de las diferencias entre hombres y mujeres en salud, solemos pensar por lo general en las hormonas, y casi siempre el protagonista indiscutible son los estrógenos. Estas moléculas están ligadas a la fertilidad y al ciclo menstrual, pero lo que quizá resulta más sorprendente es que también pueden actuar como un escudo protector frente a un tipo de daño celular muy peligroso en nuestros riñones. Investigadores han descubierto que el estradiol, la forma más activa de los estrógenos, ayuda a prevenir la llamada ferroptosis, una forma de “oxidación letal” en la que las células mueren porque el hierro que contienen desata reacciones químicas que destruyen sus membranas.
Para entenderlo de una forma sencilla, podemos imaginar a nuestras células como pequeños globos llenos de agua y nutrientes. El hierro es necesario, pero si se acumula en exceso actúa como una chispa que prende un incendio dentro del globo. La ferroptosis sería ese incendio que perfora las paredes del globo hasta hacerlo estallar. Lo fascinante es que el estradiol parece funcionar como un sistema de extinción: por un lado, genera metabolitos antioxidantes capaces de apagar las chispas del hierro, y al mismo tiempo activa genes protectores que refuerzan las defensas celulares frente a este “incendio” en el interior de nuestras células.
Este hallazgo explica en parte por qué las mujeres antes de la menopausia presentan menos episodios de daño renal agudo que los hombres, y por qué ese riesgo aumenta después, cuando los niveles de estrógeno descienden durante la menopausia. Dicho de otro modo, no se trata solo de una cuestión hormonal vinculada a la reproducción, sino también de un mecanismo bioquímico de protección celular que marca una diferencia real en la salud entre sexos.
Comprender cómo actúa el estradiol en este contexto abre nuevas posibilidades para la medicina. Si se logran desarrollar tratamientos que imiten el efecto protector de los estrógenos frente a la ferroptosis en el riñón, se podrían prevenir daños graves en personas con riesgo elevado. Por ahora, el mensaje que nos deja esta investigación es claro: una hormona sexual que conocemos desde siempre por su papel en la reproducción femenina tiene también la capacidad de proteger nuestras células renales frente a un tipo de oxidación mortal. Es un recordatorio de que la bioquímica del cuerpo humano aún guarda sorpresas, y de que lo que parecía un detalle secundario puede ser, en realidad, una clave fundamental para la salud.
Referencia: Tonnus W. et al. (2025). Multiple oestradiol functions inhibit ferroptosis and acute kidney injury. Nature, publicado online el 13 de agosto de 2025. DOI: 10.1038/s41586-025-09389-x.